Montag, September 25, 2006

II

Eran al rededor de las 2 pm y recién se disponía a marchar rumbo al restorán más próximo... todo lo que había sucedido esa mañana seguía retumbándole dentro de su cráneo, nunca dejó de hacerlo en realidad. Esa vez había sobrepasado sus límites, no podía seguir soportándolo... y todo el mundo hacía oídos sordos a los gritos, los malditos gritos que inundan su horizonte, que lo bañan de mierda, que le desgarran la piel a jirones, que lo acaban de a poco. Una muerte lenta, asquerosa, necesaria. Le desnudan y le humillan, rematan su dignidad, regalan su honor y venden sus ojos, reparten sus vísceras... terminaría tarde o temprano por reventar. Y ya es tarde. Toma sin pensar dos veces su bolso, abre un cajón y saca un bulto envuelto en papel de seda blanco. Lo mete en el bolsillo de su chaqueta y sale en busca de libertad. Quiebra hacia la derecha, con paso firme pero sin rumbo, sólo camina... por inercia absurda, se mueve y serpentea entre los caminantes, que al igual que él, buscan libertad, directa o indirectamente. Libertad, que poseen realmente pero que no sabrán desbloquear, reyes de sus mentes y sus reglas, pero sin libertad. ¿De qué le sirve a un rey su reino si no puede reinar?... es sin embargo que ahora puedo ver lo que antes creía irreal más real de lo que antes lo ví, y lo que siempre creí real se torna irreal, que es lo real. Y no hablo de realeza, sino de realidad. Quítate la venda. Sólo porque nunca tuvo la imagen preconcebida de las cosas, porque no las veía. Enmudece su paso, ya no lo pronuncia, se siente empujado y deja de ser él para darle paso a su infancia. Entonces va, camina con una pelota a su lado, con las manos sucias, los mocos tapan su nariz y le cuesta respirar. Suda, lleva las rodillas ensangrentadas y acarrea el orgullo de un triunfo. Levantó los brazos para alzar la felicidad y dejarse bañar con sol, como mostrándole al mundo quién era verdaderamente y que era capaz de hacer mucho. Con el sol aún en su frente, enfrenta el camino y se mueve a casa. Llega y brota una sonrisa, como la de un guerrero que vence después de la peor de las batallas... para recibir un reto, un castigo, una reprimenda, un golpe en lugar de las felicitaciones, no hay reconocimientos. Sólo les importa si te ensuciaste, no intentes hacer nada que te puede ir peor. ¿Y de tu triunfo, qué fue? No, no, no tienen tiempo para esas cosas, están demasiado ocupados, el trabajo, la empresa, los empleados, los abuelos, los tíos, el colegio, el supermercado...

La ve... en frente suyo, como si nunca hubiera envejecido, tal y como la recuerda. No es un holograma, es un reflejo de carne y hueso. La fiebre arde y siente que debe hacerlo. Descargar su decepción, su ira y su angustia. El orgullo de la victoria se conjuga en pequeños impulsos magnéticos, los rayos de sol bajan con el sudor de su frente para aglomerarse en sus manos... viajan por este nuevo cuerpo de metal como si quisieran hacerlo parte del mismo cuerpo, esperan a que jale y haga sonar las campanas de la libertad. Y jala. El solcito se hace eco, el orgullo se vuelve mortal, la pelota, la pelota, se le escapa... y entra con certeza al arco.

Keine Kommentare: