El carpintero

Desdibujádote con los dedos, pintándote color aire y exhalando todo el vacío, para reinventarte
condenándote a la sempiternidad, al paroxismo de la inercia
a la fidelidad del tiempo y de la consecuencia
a seguir pasos caminados con los pies al revés y hacia atrás
Para estrecharte en mis brazos como una pluma que cae
como algo tan puntual que no existe
porque no existes

Y por más testigos bélicos, de batallas de papel y disparos de sal
jamás te tendrán como yo te poseo
En vida, en muerte, en escencia, en verdades y en secretos
atado a mi muñeca, por siempre y para siempre
Inventándote una y otra vez
Con y sin luna, tenemos lo que ves

¿Ojos que no ven?

V

Siento que te pierdo
Y cuando te perdí, me sentí dormida
Siento que te necesito
Y cuando te tuve, te adoré
Todavía te adoro
Pero jamás le perdonaré a la vida haberme privado de tu vejez
Y todavía río
Todavía te oigo
Hasta te huelo
Todavía te amo
Te veo en caras ajenas, en rostros distantes
Todavía te lloro
Y jamás podré abrazarte. Jamás otra vez.

No me dejes olvidar, no me dejes extrañar...

No existen palabras... no existe forma, color ni aroma... tú sabes bien, que nada se compara.


Nadie está preparado para decir adiós